por Iván Restrepo
La Jornada
Como muchos otros residentes de la colonia Condesa, fui víctima de quienes manejan las grúas que se ostentan como del gobierno de la ciudad. A las 9 de la mañana, al bajarme 10 segundos de mi coche en una calle desierta para reclamar una tarjeta, una grúa lo engarzó.
Lo desengancharon previo pago de 450 pesos. Pero a una cuadra otros vehículos que sí estorbaban el tránsito gozaban de protección: los de los restaurantes de Atlixco y Michoacán. En una colonia donde los residentes sufrimos día y noche la acción de los valetparkings, los gruyeros no acuden a retirar los vehículos que impiden el acceso a nuestras casas, obstruyen la vialidad, o se estacionan en los accesos para los discapacitados. Eso se explica por la corrupción, que se atribuye a funcionarios de la delegación Cuauhtémoc. Amigos panistas de la Condesa me aseguraban que el negocio de las grúas pertenecía a don Marcelo Ebrard. Un rumor más para debilitar al gobierno de la ciudad. Pero también lo debilita el haber concesionado misteriosamente ese servicio a particulares, que se quedan con la mayor parte de las multas. Mientras, a la ciudad se le niegan los recursos para obras urgentes.
En la Condesa tiene su despacho alterno don Marcelo [Alfonso Reyes y Cuernavaca]. Quizás por eso la quieren convertir en ejemplo de convivencia y modernidad. Pero los problemas aumentan por un crecimiento desmedido, el ruido, mayor tránsito vehicular, la corrupción, y por no tomar en cuenta la opinión de los vecinos en asuntos que les afectan.
24 de mayo de 2008
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sábado, 24 de mayo de 2008
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